domingo, enero 15, 2006

¿Y Tamara?



Era una tarde oscura, fria.
En la pequeña, pero no recatada iglesia, era la misa de las 8, pero con un sazón diferente. Ya no era tan solo escuchar la mecánica misa del cura que, tratando convencer a los ya convencidos, disparaba ciegos dardos en forma de crucificción... era un funeral, tu funeral. Fragantes flores adornaban la chata casa del Señor, llenando el lugar a santidad y muerte, ordenadas en coronas alrededor de ese sólido bunker de madera con manillas enchapadas que ahora la rodeaban. Calas, Lirios blancos, Claveles jaspeados, ilusiones y esa fauna floral típica de cementerio, acompañaban a los muy destruídos, a los casi resignados, a los que cumplían, a los que se ponían al dia con sus últimos quehaceres y las típicas viejas que, llegadas a esa edad, ven en las misas un suculento banquete de pan y vino, de culpa y perdon.

Recuerdo haber visto a todos tus familiares, incluso aquella hermana tuya que llegó ponposa, cual viuda de cine, haciendo alarde de su dolor y de tu partida, y eso que nosotros dos

sabemos que mentía.... oh, claro que mentía, pero alguien debía poner esa cuota de aquello que solo ella sabe dar. Tu madre en cambio, muy curtida por los años ya, estaba quieta, con esa quietud comparable con la del frío yeso de la Virgen Maria o la de San Expedito. No lloró, tenía los ojos pegados en no se qué, quieta siempre.... pensé que pensaba en ti, en tus largas trenzas de niña, en tus abnegadas pataletas de las 3 de la tarde.... en algo, pero solo miraba, quise saludarla, darle un vació pésame lleno de nada y aire, pero me di cuenta que no sabía que estaba pasando, no sabía que hacia ahi, no sabía que era tu último descanso.

Mucha gente estaba sentada en las bancas de madera clara, algunos parados.... y el cura, ese mecánico cura que los deleitó con la gimnasia "apostolar" típica del culto, sentados, nos ponemos de pie, sentados, de pie, cantemos al señor, sentados, oremos.....

Tus amigos diluían su pena y angustia en conversaciones de oficina y en lo que hizo Juan Jara, Gonzalo Gonzales, Pedro Perez....... tu hijo eso si, parecía el mas destruído, estaba mas presente que todos, con sus ojos... tus ojos. No paró de llorar.... y el cura que preguntaba ¿ y Tamara?, ¿ que espera el alma de Tamara de nosotros? ¿Acaso estará mirandonos feliz en la dicha de la muerte eterna, en el lecho del Padre? .....

Una silueta negra ilegible se ve en el fondo de la iglesia, no quiere entrar, se mantiene estre la línea que divide la calle con la capilla, el mundo con lo divino, lo real con esta fantasia. No se ve quien es, pero no entra, y mira atentamente......



¿Y será verdad? ¿ Será verdad que nosotros como seres humanos nos aferramos a lo material, tanto asi que cuando morimos extrañamos los cuerpos de los caídos en el sueño profundo de la muerte? por que para mi aún estas aqui, no tengo por que llorarte Tamara, siento tu presencia, pero veo tu cuerpo frio y siento que estas mas ausente contigo y mas presente conmigo, y quizas con todos Tamara..... estas en la segunda fila de esta iglesia, con un vestidito bello, tu regalón comprado en esa tarde calurosa en Mendoza, cuando astiados de un cremoso helado, chocaste con una vitrina y lo viste -dime que si, dime que si...- suplicaste por el trozo de sedita verde lechuga con tul -... y te juro que seré la mujer mas feliz del muuundo!. Y aun te creo, aun creo que eres feliz con tu vestido, nunca dejaste de ocuparlo, incluso este dia. Luces increible.

Ahora el tedioso curita se acerca al microfono, traigan su ataud, por favor. Una fila de ansiosos por tocarte sacan solemenemente tus flores y tu bunker, yo los miro, no tengo por que acercarme para tocarte, pues estuviste en lo profundo conmigo. Siempre en mi piel, tanto asi, que aun siento como me tomas la mano y como suda la mia con la presion que aplicas. Todos juntos llevan tu cuerpo no marchito pero si impávido, hacia el centro de la capilla.... y te rezan, como a una Virgen, como a la mas bella de las Virgenes, aquella que yo ensucié y que corrompí con mi profundo amor y deseo, y no puedo dejar de rezarte, te rezo Tamara, porque eres la salvación para esta pérdida, eres la pura dicha entre los perdidos en la vida, eres mi palabra, te rezo y no ese interminable rosario plagado de avemarias y padrenuestros que hace el cura repetir 1, 2, 3, 4, 5, 6....15, 16, 17.... casi veinte veces.

...Y entre Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús comienza un trance loco entre la gente que reza, todos lloran, y no los comprendo Tamara, si tu estas ahi, rezándonos.... Santa María, madre de Dios ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte amen... y se persinan para volver a repetir. Tu madre se ha parado de esta quietud en la cual tus hermanos la tenían.... ¿y Tamara? - pregunta la pobre vieja - ¿Tamara no vino al funeral?

2 comentarios:

Alejandra Pino dijo...

...nadie me postea, que fome !!

Anónimo dijo...

Me pierdo en tus escritos,y nada puedo decir.....creo que te lo dije hace muy poco....