martes, febrero 21, 2006

Destierro, mi propio Exilio (Un "pseudo y barato" Monólogo)

¿Cuál es mi realidad? Ninguna. Si, ninguna y no porque me guste el estado de la nada, simplemente me despierto y me veo inmersa en un sistema en el cual soy empujada, me explico: Me levanto del sueño de la noche (usualmente un 76% de pesadillas) y caigo sentada en mi cama, condenada a hacer lo que tengo que hacer, por obligación, ya que no hay otra cosa mas que hacer, pestañeo y me veo vestida, me refriego los ojos y estoy en la hora del almuerzo, bostezo y estoy escuchando el eterno pito del silencio y del vacío de la tarde, me saco la polera y me veo en la noche, sentada en la cama con las noticias de la medianoche hablándome como si supiese mi nombre, y si tengo muchísima suerte, tal vez aparezco tomándome algo con algún amigo en una actividad muy poco interesante, llenas de conversaciones que me importaran en un par de años (pañales, cólicos, agüitas de alguna cosa de sabor amargo para cualquier mal, peleas por plata y manutención, berrinches de guaguas, que la caca color verde y la caca color café oscuro, etc.) y luego de frotarme un poco la cabeza, estoy presenciando la pesadilla de hoy: Un eterno show de gente e imágenes raras, situaciones que después me parecerán “haberlas soñado” cuando me pasen (¡si es que pasan, claro esta!), después de todo eso vuelvo a caer sentada en mi cama, por la mañana y todo es exactamente lo mismo que hice ayer… y antes de ayer, y antes de antes de ayer, y antes de antes de antes de ayer… Así que en vista y paciencia, y sin alguna objeción, he decidido completar mi expatriación de mi vida y de la rutina, sacarme de esta “Tierra de Nada” para exiliarme en “Tierra de Nadie” ahora se preguntaran “¿a qué demonios se refiere esta?” bueno, “esta” se refiere a dejar esa vida de nada para reemplazarla por un nadie, un hueco e inocuo ser, que ya no responderá a ningún estimulo, salvo al de cagar y comer (marginando al respirar ya que es algo orgánico y automático, ley propia e instaurada por el cuerpo) y claro, pensar, porque es inevitable pensar cuando “se es Nadie” ¡Basta con la nada, del estado de “Hacer” el reverendo 0, ahora me dedicaré “ A Ser” el reverendo 0, o sea nadie!

Quizás, y leyendo lo que he pensado, el nadie es la consecuencia de la nada ¡Mas claro echarle agua! El que hace tenis, es tenista; el que hace rugby, es rugbista; el que comete suicidio, es suicida y el que nada hace, nadie es ¡Partiendo por lo simple, claro y sin ser gran pensadora! Claro que ser Nadie me da chance para pensar muchísimo, pero eso estará por verse.

Mi status de ser un “Nadie” me da ciertas obligaciones y derechos, propios de cualquier exiliado en “Tierra de Nadie”, estoy sujeta a eso por tratados mundiales aunque como “Nadie” que soy solo debo obedecer al hecho de mantenerme en un estado de hibernación propio de mi estado, bueno y exigir ser respetada por lo que soy, o sea un “Nadie” exige un respeto único, a la medida del peso que tiene el espécimen, y un montón de barbaridades mas, que la verdad terminan siendo “Nada” lo cual hace que recuerde antiguos fantasmas de un letargo gigante, del cual arranqué para llegar a esta tierra, mi nuevo lugar.

Ser “Nadie” no se nace, se hace. Recuerdo cuando era “Alguien” que estaba en “Algo”. Solía levantarme muy temprano, con el típico sueño usual que solo era algo normal creado por el cuerpo que me acompaña. Me sentaba en la cama a volar un rato para armar las expectativas del nuevo día, bajaba estrepitosas escaleras para llegar al manantial del líquido vital de la ducha, mientras una radio me hablaba como intrusa vecina y la tetera humeaba la materia prima que luego coquetearía con mi negro café, en mi tazón de gato negro. En el vaho de la ducha caliente solía crear colosales castillos en los cuales depositaba muchos sueños, viajes, personas e ideas. Luego del glamoroso paso por mi clóset y después del nunca bien ponderado café, me embarcaba en la aventurosa micro, un carruaje digno de la realeza media-pobre-estudiantil-obrera-oficinística-chocopandera, la cual me ofrecía no cómodos asientos pero si un largo tiempo para revisar apuntes, escritos, guías, papeles varios, o simplemente para volar otro rato, acogida en las ventanas claras de la magna carrocería de la 311 o la 141 o la 307 o la 304. Al llegar comenzaba la rutina de la no rutina: Cada día era diferente al otro y sin repeticiones, al atardecer me dirigía cansada a mi hogar, donde todo estaba apaciblemente en espera de este “Alguien”, cansada pero feliz de hacer “Algo”, de pertenecer quizás… Hasta que la suerte o no se quién se cansó, quizás Dios (suponiendo que existiera) estaba revisando sus libros y encontró a un individuo siendo feliz y habrá pensado: “¡Chucha, hay un feliz aquí, esto no puede ser…! Ya, termino de fregar a este negro mortal de Zambodia y me cago a esta mujer de Chile” y con su “Justicia Divina” puso su dedo encima y de la noche a la mañana me privó de todo lo que tenia: libertad, futuro, felicidad, independencia (mi amada independencia), mis pies, mis manos, mis pensamientos, mi árbol, mi perro, todo. Todo se fue de bruces, perdí mi calma, mi cordura, mi casa, perdí litros y litros de lágrimas, gané solo rabias, unos kilos de mas, ansiedad, dolor e impaciencia, pena y quebranto. Rápidamente muté y llegue a este lugar, muy lejos de donde estaba, quizás con intenciones de alejarme para poder solucionar mi problema, con fe, con la poca fe que había en mi para reconstruir o reparar todo. Nada, nada pasó o quizás ha pasado algo pero no me di cuenta de nada, tal vez porque lo que ha pasado en este tiempo no ha sido relevante, creo que en mi se opacaron los fulgores de los objetos, del día a día, porque ahora es todo igual, me veo en el poco reflejo que hay en mi y solo veo la realidad: un día tras otro, las mismas caras, las mismas situaciones… la “Nada”. Quizás antes mi vida no era perfecta, pero era vida. La mía.

Y ahora he me aquí, firmando mi pasaporte a la “Tierra de Nadie”, pidiendo asilo con estas palabras: ¡Déjenme largarme a la misma mierda! ¡Tengo derecho a ser “Nadie” porque de la nada, nada sale, y mírenme, nada salió! ¿Acaso no es mi decisión? ¿O hay que esperar alguna respuesta de alguien? No lo creo, por ahora me destierro de un lugar que no me quiere, no esperaré a que me echen, me voy solita, tomo los pocos retazos de dignidad y parto, hacia un nuevo mundo. Será como nacer, pero sin salir del útero, quizás sin llegar a ser feto, ni óvulo ni espermio, tal vez una partícula… ni siquiera eso, pues me niego a cualquier actividad electro-física-energética-parlante-activa que realice el cuerpo, solo pensaré en estado de suspensión en el delgado hilo de la vida, esperando que se corte, esperando un poco de valentía para cortarlo.

viernes, febrero 10, 2006

El amor es un accidente...